martes, 20 de noviembre de 2012

La Ratita Presumida

Atención seguidores infantiles:
Actuaciones de LA RATITA PRESUMIDA
Versión del clásico cuento infantil, participativa, narrada a partir de una docena de canciones tradicionales, con una presencia importante del teatro de títeres y objetos.

El 2 DE DICIEMBRE
a las 12:00 h. en

La Sala Goytisolo

Muelle de Levante
Puerto de Almería

El 19 DE DICIEMBRE
a las 11:30 h. en
Aula Hospitalaria
Hospital de Poniente
El Ejido

El 28 DE DICIEMBRE
a las 20:00 h. en
La Casa Encantada
C/ Vulcano 12
A.V. Los Molinos. Almería



El 2 DE ENERO
a las 18:00 h. en
Teatro Municipal
Las Cañadillas
CANJÁYAR

El 3 DE ENERO
a las 16:30 h. en
A.V. EL BOBAR
LA CAÑADA

El 4 DE ENERO
a las 19:00 h.en
Teatro Municipal
BENTARIQUE










































el 5 DE ENERO
PASACALLE CABALGATA MEDIEVAL
a las 19:00 h. en
HUÉRCAL DE ALMERÍA

lunes, 19 de noviembre de 2012

Pasacalle CABARET

Buscamos nuestra inspiración en espectáculos de Variedades españoles de mediados del siglo pasado.



Después de arduos y divertidos ensayos, lo estrenamos el día 10 de noviembre, día desapacible pero propicio, en la Rambla de Almería como prólogo del I FAT (Festival almeriense de Teatro Aficionado)




En palabras publicadas por nuestro amigo Diego Martínez: "El Pasacalles llamó la atención de gran cantidad de público que asombrados y encantados admiraban el espectáculo a lo largo de la Rambla. Con un vestuario y una imagen  digna del cabaret más espectacular Abba hizo disfrutar a grandes y pequeños con sus canciones y coreografías acompañados de un maestro de ceremonias zancudo, una vedette con su cuerpo de baile, unos músicos que acompañaban con su saxo y percusión y un demonio rojo que reflejaba la pasión del cabaret".

martes, 6 de noviembre de 2012

No queremos ser estrellas...


Vamos a ver: Defendemos un teatro popular, hecho por aficionados, cuyas principales características son: escasez de medios, escasez de preparación, escasez de apoyos. No se mantiene ni se sustenta, pues, en un concepto elitista, perfeccionista y purista del teatro, ni, en sentido amplio, de la cultura políticamente correcta, y mucho menos en la casi obligada ostentación, el boato, de la elite gobernante (que al fin y al cabo no son más que representantes del pueblo que los ha elegido) y a la que tanto le gusta rodearse de las estrellas que promueve, para así perfumarse con su carisma y capturar una pequeña parte de la adoración de las masas, que se traducirán en votos en la siguiente legislatura...
.

¿Cuáles son los valores de estos aficionados, pues?

Son: Poner al servicio de la esencia del teatro (que es la de mostrar un espejo crítico de la sociedad) el enorme entusiasmo, real y no fingido, la frescura y espontaneidad, no fingidas, incluso en la equivocación y el lapsus, y el absoluto amor, no fingido, del actor aficionado hacia su público.

Este teatro se sustenta en el valor de un acto vivo, una representación viva, hecha por personas que transmiten un inmenso caudal de emociones a sus allegados, difícil de igualar por un distante divo/a.

Cuando por las personas responsables de la cultura (de consumo) en una ciudad se encomia, se alaba y se prefiere un buen (y muchas veces frío) espectáculo superprofesional (teóricamente perfecto) y se excluye y repudia una actuación en directo con corazones y sentimientos vivos palpitando, y equivocándose, en riguroso directo, es que algo va mal en nuestra sociedad. Quiere decirse que estos responsables de la cultura no comprenden la esencia del arte: la emoción que, a su despecho de la definición de “espectáculo de calidad”, corre a raudales entre actores aficionados y espectadores seguidores.

Y esto ocurre cuando esos responsables se dejan intoxicar por los cantos de cisne del mercantilismo imperante que lo único que persigue es convertir en beneficios los presupuestos y recursos económicos que posee la ciudad, (incluso ese cero coma uno por ciento que se debería conceder al teatro aficionado) vendiendo calidad fría y enlatada, cultura importada de allende los mares, cultura negocio, cultura no crítica, garantizada aséptica, igual siempre a sí misma, sin resquicio para lo espontáneo, la improvisación, el genio en directo, que están excluidos. 

Y esto ocurre porque no comprenden el fin más importante que deben gestionar: permitir que la gente común actúe y se exprese aún con los escasos medios de que dispone, y prefieren relegar a estos posibles aficionados al papel de espectadores pasivos de la manipulación cultural.

Eso es lo que ellos quisieran: tenernos a todos sentados delante del televisor viendo la serie de moda: “el gran desgarro”, alucinados por tanta calidad, y que se nos quiten las ganas de enredar por ahí y reclamar derechos perdidos...

Queremos que coexistan las dos culturas; la del negocio (¿por qué no?), supuestamente apoyada en especialistas filólogos, expertos, la de la elite del pensamiento..., pero también la popular, que nace de sí misma.

El teatro aficionado (desconocido del gran público) de Almería mantiene por tanto intactas sus ilusiones y su derecho a interpretar en vivo y en directo todo tipo de géneros de espectáculo puesto que se trata de su derecho inalienable al ocio y la cultura como actores y observadores críticos de la propia imperfecta sociedad.

Y también proclama su derecho a hacerlo a veces mal, y a veces bien, y a equivocarse, y a acertar, porque no somos dioses, nadie lo es, y las estrellas que habitan en la tierra no son más que un complicado montaje mercantil... 
 
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