jueves, 26 de julio de 2012

Pasacalles de Verano

Para refrescar estos calores del verano, nada mejor que un paseo por la mar con el barco pirata de ABBA
Partiendo desde la cascada de Alhama de Almería, y recorriendo las principales calles de la localidad hasta encontrar el tesoro más apreciado, cual es vivir las fiestas con alegría y tranquilidad y rodeado de amigos y familiares, se desarrolla la travesía de El Joraique acompañado de sus piratas berberiscos.





Los niños disfrutan pilotando nuestro barco pirata a través de sus familiares calles convertidas en escenario fantástico de las aventuras de los piratas berberiscos en las playas mediterráneas, dirigidos por el capitán Joraique Patas Largas. 



La tripulación entona los cánticos ancestrales de la navegación pirata  al ritmo de la trepidante música.




La actriz más joven de la compañía, ¡y tanto más joven!, comenta las incidencias del pasacalles en los vestuarios una vez terminada la función...
Los Piratas de ABBA preparan su próximo desembarco en las playas de los pueblos almerienses.

También en la Plaza y calles de Fiñana se pasea el Barco tripulado por aguerridos y jóvenes marinos y se oyen las profundas canciones piratas que, al final, canta todo el mundo

lunes, 2 de julio de 2012

De nuevo sobre las Mentiras

Noticia sobre la temática de nuestra obra para adultos, aún en fase de montaje.

Las personas nos caracterizamos por no hablar claro...

Tenemos que inventar complicadas estrategias para conseguir nuestros propósitos (los legítimos, porque también hay propósitos ilegítimos) sin poder acudir a la verdad pura, llana y simple, ya que ésta, si existe, suele resultar tajante, lesiva y perjudicial. Tajante porque, si es la verdad, ya no hay más cáscaras que hablar y se acabó la negociación que es una de las principales características de la esencia humana; lesiva porque a personas sensibles, descubrir repentinamente la verdad, si es que es la verdad, les puede herir profundamente; perjudicial porque más vale una agradable mentirilla que una, casi siempre molesta, verdad.


Por eso no sólo decimos mentiras, sino que empleamos la mayor parte del tiempo de nuestras vidas en montar complicados artificios que no tienen otra base real que nuestra creativa y tortuosa imaginación y cuya mejor herramienta y sólido pegamento es la fe que debemos poner en ellos, en los artificios, para que nos los creamos a pies juntillas. En otras palabras que creamos que son la verdad, para sustituir a esa otra realidad más fea, donde nuestro rol es menos airoso y en la que mirarnos al espejo con ojos de lucidez nos haría daño...

El precio que pagamos por todo este protocolo es que, literalmente, nos vemos obligados a creernos nuestras propias mentiras...
 
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